
Whoopi, al igual que tu Yang el Kast, te volviste una titán del regaloneo. Celosa de tu comadre la Puma, no dejabas de pasearte frente a quién te permitiese un tiempo, dando besos y maullando para exigir más si aún no estabas satisfecha.
Me cuesta despedirme sin sentir rabia. Rabia contra ese ser que consideró que molestabas, y debía terminar tu existencia en este universo. Realmente me molesta. Duele. Pesa.
Por siempre estaré enormemente agradecido de vuestro regalo, de la temprana oportunidad que nos entregaste. Por siempre.
Lo lamento de verdad, mi Yin.
Algún día nos encontraremos en otro puesto, por ahí, Negra. Hasta entonces, buen viaje.